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Tsunami de Caca: fuego, terremotos y periodismo en Chile

Terremoto caca Sólo podemos imaginar esta escena en la sala de pauta de TVN: Periodistas, editores y diseñadores, en turno de fin de semana, tratando de dar con un título que le de unidad a una nueva transmisión especial del departamento de prensa. Es sábado en la tarde y mientras se realiza esta lluvia de ideas, un incendio originado en el camino La Pólvora se arrastra hasta Valparaíso, acabando, con el paso de las horas, con más de dos mil viviendas y con al menos 15 vidas.

La idea debe ser original, pero no necesariamente informativa: los caracteres en televisión –llamados GC– no están sujetos a las mismas normas que el titular de un medio escrito, ya que los hechos acontecen en forma de imágenes y sonido. Las letras sobrepuestas en pantalla tienen la función de impactar y atraer audiencia con palabras llamativas. Los acontecimientos y el tiempo son administrados en base a las parrillas programáticas, que están salpicadas por las taxonomías del área dramática de empresas cuyo giro es “entretener e informar”. La realidad obedece a las mismas leyes de un programa o el segmento de un matinal.

Nunca sabremos de qué cabeza salió el concepto “Terremoto de Fuego” con el que TVN cubrió la catástrofe de Valparaíso. “Tsunami de fuegofue la apuesta de Chilevisión para atraer rating. Independiente de cuál fue primero, la copia hace más evidente la falta de criterio, el mal gusto y desidia editorial con que operan dos de los medios de comunicación más importantes de Chile.

Gonzalo Ramírez: ¿Héroe o ahueonao?

Gonzalo Ramirez2 Me hago la pregunta sin sarcasmo y mirando sus posteos de Twitter. Ahí entrega información sobre centros de acopio y sube fotos de las casas quemadas comentando lo “impactante” que le parece recorrer la zona del incendio. Es un deja vu de Juan Fernández y del terremoto en Iquique ocurrido dos semanas antes del fuego cabrón.

TVN tiene muchos recursos y se puede dar el lujo de asignar papeles a sus periodistas, como si la realidad estuviese a cargo del área dramática: mientras a Amaro Gómez-Pablos lo han convertido en corresponsal de guerra, el impresentable Claudio Fariña es el elegido para cubrir los temas “choros”. Al buen Gonzalo Ramírez, en tanto, lo transformaron en Santa Teresa de Calcuta.

“Hubo un terremoto en Iquique: Gonzalo, te necesitamos”. “Hubo un incendio en Valparaíso: Gonzalo, te necesitamos”. “Un aluvión de caca amenaza con sepultar a Chile: Gonzalo, te necesitamos”. “Gonzalo, te necesitamos porque tienes la capacidad de enfatizar las imágenes cuando no son elocuentes. Tienes la capacidad de decir mucho cuando en verdad no pasa nada y cuando algo pasa, haces del horror y la desgracia una causa, una Teletón, en vez de mostrarla como una consecuencia de la desigualdad y la pobreza”.

Te quemaste

ivan hueas

“Es fácil criticar la cobertura periodística en caso de catástrofe sin entender la presión por el rating de la industria mediática y sin siquiera considerar que el periodismo es la profesión más pública y expuesta de todas. O sea, sus errores son plenamente visibles, a diferencia de otros oficios, donde también abundan los traspiés, pero sin que sean tan publicitados”, escribe con mucha razón el periodista, filósofo y doctor en ciencias ocultas Marco Antonio Braghetto  en Facebook.

Los periodistas estamos más expuestos que otro montón de inoperantes que conforman la fauna laboral chilena pero, por favor: ¿Alguien me puede explicar qué chucha hacía Iván Núñez reporteando al lado de las llamas?

En prensa escrita –impresa e internet- el periodista mira, conversa con la gente, corrobora un par de hechos, se sienta frente al computador escuchando Charles Mingus o a Los Panchos (con Eydie Gorme, por supuesto) y redacta un artículo que será acompañado con imágenes. En radio el periodista mira, conversa con la gente y describe en vivo hechos que los auditores no puede ver. En televisión el periodista describe algo que el telespectador ya está mirando y cuando ni las llamas, ni los vaivenes de la tierra parecen muy sorprendentes, todo se transforma en hipérboles, drama, llanto e hiperrealista pornografía: las llamas comiéndose a Iván Núñez de Chilevisión y a Mónica Pérez de TVN.

LUN: En defensa de lo indefendible

Portada LUN “Máximo fue sensación en desfile de Mamá Bolocco”. Esa fue la nota más leída en Las Últimas Noticias el día lunes después del incendio. Eso no es culpa de los periodistas ni editores. Eso es responsabilidad de los lectores, que a través del rating, hoy mesurable a través de clics –en LUN se llama Ranking de Lectoría y está a la izquierda de la página-, premian las notas de prensa rosa, roja y amarilla. Estos clics sustentan el modelo de un diario que no esconde su función primaria de entretener. “Un diario para conversar”, es el eslogan.

“Camp30n” ¿Cachaste?… así…con el tres y el cero reemplazando a la “E” y la “O”: “CAMP30N”. ¿Bacán o no? Y en la portada un huevón llorando, pero de alegría. Y una decena de periodistas -lo que podría ser el equipo de cualquier medio de comunicación pequeño– enfocados en las nimiedades del triunfo del “equipo del pueblo”, mientras se queman cinco cerros llenos de pueblo.

Prohibir que un diario tenga un modelo de mercado es absurdo y atenta contra la libertad editorial de un medio. Pero pregunto: ¿Qué decisión editorial se está tomando al invisibilizar una de las peores catástrofes de los últimos años? ¿Es o no responsabilidad de los periodistas tener un criterio más elevado que el del simio cabeza de pelota promedio? ¿Era el momento apropiado para decir que la marraqueta es más crujiente y calentita, mientras 2 mil casas se quemaron, 15 personas murieron y varios cientos de familias quedaron en la calle?

La prensa televisiva y los medios escritos chilenos viven encerrados en una burbuja, reproduciendo el discurso conservador de sus dueños y de los auspiciadores, no menos conservadores. Los medios pequeños, que brotan en Internet, están aprendiendo sobre la marcha a hacer el trabajo, con menos recursos, pero con más inmediatez y menos filtros editoriales (lo que tiene sus pros y sus contras, que viene al caso analizar, pero tengo que ordenar la cocina y echar a lavar ropa).

El 2014 es el primer año en que la publicidad online supera a la TV abierta en Estados Unidos y, si bien ya sabemos que los auspiciadores chilenos son conservadores en términos políticos y de formato, en algún momento tendrán que darse cuenta de que hay un mundo más allá de su negociado con el duopolio y los canales de televisión. De una u otra manera la tortilla se dará vuelta o se repartirá mejor. En términos ideales, podremos contar con un modelo más diverso, que represente más miradas. O tal vez no: tal vez a través de diferentes formatos los periodistas, con nuestra estupidez hiperventilada, seguiremos explotando el dolor ajeno para sostener nuestra fuente de trabajo, basada en un modelo perverso, que se sustenta y se define por el acto de vender.

“¿Por qué se vienen a vivir a un lugar tan peligroso?”, pregunta la periodista de TVN Mónica Pérez, educada en el Colegio Saint George, uno de los más elitistas de Chile. “Los pobres no elegimos donde vivir”, le responde una mujer, sobre las cenizas de lo que alguna vez fue su casa.

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