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Elección Day en USA: mucha verborrea, política rancia y algo de esperanza

Nuestra idea original era vigilar a  los vigilantes. “Watch the watchmen”, como dijo Bill, citando la novela gráfica de Alan Moore.

Eso fue lo que nos hizo levantarnos este día de elecciones a las 4 de la mañana para capear el tráfico y dirigirnos desde Boston a New Hampshire, estado cuna del libertarianismo, las licorerías libres de impuestos –que de verdad hacen replantearse la existencia del Estado- y una cultura que vive por el lema “Live Free or Die”.

¿Quiénes serían los vigilantes? De acuerdo a Bill, gringo casado con colombiana, que habla español con acento de Bogotá, había que estar “pilas” ante la posibilidad de que grupos de milicianos y extremistas de derecha alimentados por la fantasía de hacer America great again llegasen a los recintos de votación del estado del norte con los sus rifles al hombro, dispuestos a resguardar el correcto funcionamiento del sistema democrático estadounidense.

Con la frase “resguardar el correcto funcionamiento del sistema democrático”, me refiero a intimidar a quienes por su color o su indumentaria se encuentren fuera del Estados Unidos ideal, blanco y rubio que estos sujetos manejan.

Breakfast at #redArrow #election2016 #electionday2016?? #electionday

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En desmedro del sensacionalismo, lo que pudimos presenciar al llegar a la ciudad de Manchester se distanciaba -al menos hasta el mediodía del martes- de cualquier demostración de fuerza por parte de supremacistas blancos escupiendo blanca baba. De hecho, intuyendo que la cosa se inclinaría hacia la buena convivencia, optamos por contactarnos con un grupo non-profit, non-partisan y salir a hacer puerta a puerta con la sola intención de que le gente fuese a sus recintos de votación e, independiente del candidato, le diese un “YES” a la pregunta sobre el aumento del sueldo mínimo.

La presencia y el comportamiento de los presidenciables en estos comicios generan en mucha gente hastío y desidia. Esto ha generado, según nos contaba la gente de Granite State Organizing Project, falta de voto en muchos sectores del electorado en New Hampshire (y en todo Estados Unidos), que no se sienten identificados ni con la verborrea de Donald Trump, ni con el olor rancio a político de carrera que Hillary Clinton emana por cada poro.

Sin embargo, el carácter simbólico que tienen las elecciones presidenciales, ha movilizado a un sector importante de la población que se ha visto directamente afectada por los ataques del candidato republicano.

El Bill, carrying people to the polls #electionDay #NewHampshire #livefreeordie #election2016 #nonpartisan

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Se trata, justamente, del Estados Unidos inmigrante. Ese que más allá de cualquier historia cebollera de esfuerzo y penurias, está reemplazando a la clase trabajadora blanca, que se encuentra estancada en la falta de expectativas por culpas propias y porque el sistema también les falló. Estas mismas expectativas son lo que la cultura popular llama el sueño americano, que si bien en una primera impresión parece hecho en base a cosas, revela que las casas calefaccionadas, las camionetas enormes y los pasillos de supermercado se alimentan de algo más que dinero.

Así se percibe en las palabras de Farwha, una estudiante de secundaria, proveniente de Kenia, que pese a no estar en edad de votar ha recorrido Manchester durante los últimos 4 meses como voluntaria. Llevando su hijab con orgullo, ha golpeado cientos de puertas sin prestar atención a las palabras del candidato republicano, que ha apuntado directamente a los musulmanes como enemigos del país.  Una historia similar a la decena de personas provenientes de Africa, el sudeste asiático y Latinoamérica que llenan el salón del Granite State Organizing Project.

Termino de escribir poco antes de ir a sentarme en un bar para ver cómo termina este proceso donde han quedado en evidencia todos los “ismos” de un país que en algún momento fue inspiración. Tomando una cerveza brindaré para que la sensatez se pronuncie y que el carácter simbólico que tiene la figura del Presidente no radique en un empresario que quiere usar su irregular experiencia en el mundo inmobiliario para ponerse a levantar muros entre las personas y sus sueños.

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